Se ha hablado ya mucho acerca de la comunicación, de sus características, objetivos y ventajas. Podríamos decir entonces que la comunicación tiene la facultad de lograr que las personas sepan donde se encuentran y, gracias a ello, se sientan parte del engranaje de una empresa.
La comunicación se da a partir de una serie de señales y símbolos que no solo están ligados a la mera información sino a las emociones de aquellos que participan del proceso de comunicación. Las organizaciones de todo tipo o dimensión están formadas por personas que desempeñan una serie de tareas y funciones específicas y que además interactúan para lograr el cumplimiento de los objetivos trazados.
En mi experiencia, los principales problemas al interior de las organizaciones se generan a partir de problemas de comunicación que generan conflictos y situaciones que atentan gravemente contra la eficiencia, la productividad y el clima laboral de la organización, haciendo muy complicada la posibilidad de mantener la mejora de los procesos. Es necesario entonces que las personas se comuniquen con eficacia y eficiencia.
Los problemas de comunicación suelen ser de diversa índole y origen pero en este caso nos enfocaremos a aquellos originados por un liderazgo negativo que se manifiesta, por ejemplo, cuando el o los líderes no comunican. Otro de los principales problemas se da cuando, erróneamente, se piensa que hablar es comunicar o que generar conductos y procesos de comunicación con los miembros del equipo es más una incómoda obligación que una responsabilidad dado que de otra manera, no habrá forma de que los miembros del equipo tomen conocimiento de los objetivos, sepan lo que se espera de ellos o menos de generar feed back.
“El verdadero líder es aquel que es capaz de logra que hagas lo que él quiere porque tu quieres” es la frase que aprendí durante mis estudios de administración en el CAME de la Universidad de Piura y no es otra cosa que una forma de explicar que factores como la buena comunicación, la identificación y la motivación (intrínseca, extrínseca y trascendente) deben estar siempre presentes para ejercer el verdadero liderazgo.
Cuando el líder tiene por costumbre comunicar se logra generar confianza y ganar la credibilidad de los miembros de la organización, pero sobre todo, de su equipo de trabajo de manera tal que se convierten en una comunidad donde se vive y comparte la misión, la visión y los valores de la organización.
Queda claro entonces que los líderes son los llamados a ejercer, fundamentalmente, dos tipos de comunicación, la primera desde los directivos hacia el resto de colaboradores (descendente) y la segunda, desde los colaboradores hacia los directivos (ascendente) y debe entonces ser un comunicador nato, que entienda el lenguaje, domine el mensaje y empleé la comunicación ascendente y descendente para hacer fluir las comunicación y consolidar su posición de líder.
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