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miércoles, 22 de junio de 2011

Los Efectos de la Publicidad Televisiva en los Niños

La publicidad es una de las herramientas más poderosas del marketing y es utilizada para dar a conocer un mensaje determinado al grupo objetivo al cual desea dirigirse, busca persuadirlo con un mensaje comercial para que éste tome la decisión de compra de los productos o servicios que le ofrece. Es uno de los factores de mayor relevancia en el mundo actual. Si nos remontamos al pasado, la publicidad es una de las actividades más antiguas de la historia de la civilización y la necesidad de ponerla en práctica nace y crece junto con el desarrollo e historia del comercio.

Por su parte la televisión está presente en la mayoría de los hogares, no existe distinción, llega a todo tipo de público. Existe una gran diversidad de medios de comunicación en la actualidad pero sin duda, la televisión es el medio de comunicación por excelencia debido a su accesibilidad en todos los hogares, en todo lugar y estrato social y económico y, en este caso en particular, el mas accesible a los niños menores de 6 años - que la han convertido en uno de los pasatiempos más importantes y de mayor influencia en sus vidas - por la simpleza y contundencia con la que la información, concretamente la publicidad, les es suministrada permitiéndonos determinar, si su comportamiento se relaciona de manera directa con aquello a lo que están expuestos al encontrarse frente a la pantalla del televisor.

La investigación denominada “LOS EFECTOS DE LA PUBLICIDAD TELEVISIVA EN NIÑOS DE 3 A 6 AÑOS DE LOS N.S.E. B Y C A NIVEL DE LIMA METROPOLITANA EN LA ACTUALIDAD” tuvo como finalidad determinar, gracias a la aplicación de distintas herramientas de investigación, cuales son los efectos de la publicidad televisiva en los niños, ya sea eminentemente positiva para promoverlos o, por el contrario, mayormente negativa para controlarlos, ofreciendo sugerencias y recomendaciones dirigidas a los distintos actores sociales que protegen, intervienen y determinan su desarrollo físico y psicológico entre los que podemos mencionar a los padres, maestros, medios de comunicación, empresas y agencias de publicidad y, el estado para que brinde los mecanismos adecuados para el establecimiento de un adecuado y efectivo marco legal.

Luego del proceso a través del cual se desarrolló esta investigación se pudo determinar que la publicidad televisiva dirigida a niños tiene una serie de características que le otorgan un alto grado de influencia entre los cuales cabe resaltar los siguientes:

La simple sospecha que aquello que se muestra a través de la televisión podría contribuir de cierta manera a generar una violencia real ya sea por imitación o por cualquier otro tipo de motivación debería ser suficiente justificación para tomar medidas correctivas al respecto, evitando ignorar esta posibilidad, basándose en la ausencia de pruebas científicamente concluyentes.

La fuerza principal de la publicidad se basa en la presentación de imágenes diversas cuya eficacia y características de color, sonido y movimiento permite su ingreso al subconsciente, es decir, mantiene su atención a través del uso de voces infantiles, de efectos de música y sonido, el cambio de narrador, tema o escena, y sobre todo, a través de la utilización de efectos especiales.

La presencia de la televisión en lugares clave de la vivienda, como el dormitorio de los niños, cambia la disposición de los muebles para adaptarse a ella, influyendo en la manera en la que la familia se comunica entre si. La comunicación se estructura en torno a la televisión con lo que ese lugar deja de ser un espacio de intimidad, acoplándose a la vida familiar, llegando a ser cotidiana y necesaria. Más del 70% de los niños encuestados dice tener un aparato de televisión en su dormitorio y tienen acceso a la televisión de señal cerrada o cable.

A través de la televisión, los niños pueden conocer personajes y enterarse de acontecimientos que suceden en el mundo a los que no tendrían acceso de otro modo.

Se puede decir que el niño es un usuario prematuro, ve más horas de televisión conforme aumenta su edad y su capacidad intelectual. La enciende para divertirse, para identificarse con los personajes (Ben 10, Barbie, Backyardigans) y los héroes que esta les presenta (el Hombre Araña, los Jonnas Brothers, los luchadores de la WWE).

Sus preferencias, aunque en general permanecen siendo las mismas en cuanto a lo que ven y a través de que canales de televisión lo ven, cambian entre los 5 y 6 años.

La comprensión de los mensajes aumenta con la edad, van aprendiendo a ver la televisión cuanto más la ven. Mientras que, en el rango de los 3 y 4 años, aproximadamente el 100% no los puede identificar o los confunde. En el rango de 5 años y en especial, de 6 años, tiene una mayor capacidad para hacerlo sobre todo cuando se trata de alimentos dirigidos a ellos o juguetes.

El resultado de la investigación demuestra que las dos terceras partes no diferencian entre la publicidad televisiva y las promociones de los dibujos o series animadas que prefieren ver. Coyunturalmente, en épocas cercanas a la navideña, aunque no los identifican concretamente, recuerdan y mencionan aquella publicidad referida a juguetes y panetones.

La televisión puede servir para el aprendizaje y el desarrollo del niño y, algunas veces, puede cumplir ciertas funciones educativas mejor que la impartida a través de la enseñanza formal (los números, los colores, las canciones, las formas).

Es de suma importancia enseñar a los niños a diferenciar entre realidad y fantasía, porque ellos no la saben, piensan que todo es verdad, influyendo profundamente en ellos, presentado estereotipos, limitando la percepción de la realidad y restringiendo la construcción de puntos de vista.

Al ser la exposición a la publicidad televisiva una actividad 100% receptiva puede suponer una actitud eminentemente pasiva ya que no implica ningún esfuerzo, anulando así la iniciativa del niño.

La publicidad televisiva afecta a los niños porque los manipula a través de las imágenes presentadas y la forma de mostrar los productos, haciéndoles desearlos sin darse cuenta que el objetivo es vender, exigiendo a sus padres que se los compren.

Los padres usan la televisión como medio para tener a los hijos entretenidos. Aproximadamente la tercera parte de los niños entrevistados ven la televisión solos, lo cual es perjudicial ya que nadie les restringe la programación a la que pueden tener acceso dependiendo de su edad. Utilizan la televisión como premio cuando el niño obedece y la prohíben en caso contrario.

Los dibujos y series animadas son muy rentables, su audiencia es muy estable y tienen un factor comercial muy importante, se crean productos relacionados con ellos que se comercializan (muñecos, camisetas, bicicletas) que dan amplios márgenes de beneficios.

Es un grave problema el que los niños estén expuestos por largos períodos de tiempo a la televisión, ya que afecta su formación educativa y psicológica, repercute en su carácter y comportamiento debido a que después de ver ciertos programas tienden a imitar la conducta de los personajes y desafían algunas veces la autoridad de los padres.

Los hábitos alimenticios de los niños mayoritariamente están orientados hacia los alimentos poco saludables o llamados “chatarra”. Esta información no solo es confirmada por los estudios a los que se hace referencia en el presente trabajo de investigación, por los resultados de las encuestas aplicadas a los niños de 3, 4, 5, y 6 años, sino a través de la contrastación de estos resultados con las entrevistas realizadas a los padres de familia respecto a las preferencias de sus hijos y con los resultados de las encuestas realizadas a las profesoras o responsables de aula respecto al contenido de las loncheras escolares de los niños y a las entrevistas realizadas a los expertos.

La actual legislación es sumamente genérica y ambigua y no protege de manera concreta al segmento de consumidores conformado por niños menores de 7 años. Más aún, la derogatoria del Decreto Legislativo N° 691 acabó con la, aunque poca, única legislación existente en este tema. Más aún, el Decreto Legislativo N° 1044 y N° 1045 no recoge los artículos concretos que hacían referencia a la protección infantil convirtiéndose en un dispositivo legal que más bien protege a la empresa y no al consumidor

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