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miércoles, 22 de junio de 2011

Mi discurso de Graduación

El pasado lunes 21 de febrero tuve la oportunidad de preparar y ofrecer, en nombre de todos mis compañeros y compañeras, el discurso de graducación luego 2011 - I del Instituto Peruano de Publicidad - IPP, luego de sustentar la Tesis de Grado y obtener el Título Profesional a nombre de la Nación. lo comparto con amigos, familia, colegas y con todos squellos qued lo puedan considerar de interés.


Buenas noches

Señor Director del Instituto Peruano de Publicidad, señores y señoras profesoras, miembros de la plana administrativa, padres, madres, familiares, amigos y colegas; hoy lunes 21 de febrero de 2011 culmina para mí una historia que se inició allá por el mes de abril del año 1990, exactamente hace 21 años cuando en nuestro querido y recordado local de la Av. El Bosque se inició este recorrido académico lleno de esfuerzos, de momentos gratos e ingratos, pero inolvidables todos, de profesores, maestros, compañeros, de amigos de ahí en más, para toda la vida.

Representa un honor para mí tomar la palabra en nombre de todos mis compañeros graduados y me embargan sentimientos encontrados, una alegría enorme por haber logrado una nueva meta personal y la tristeza de no poder compartirlo con todos los que hubiera querido pero también, en coincidencia seguramente con la gran mayoría de ustedes, mucha expectativa de lo que ocurrirá de ahora en adelante.

Al escribir estas líneas fue inevitable evocar tantos recuerdos y notar cuánto hemos cambiado en estos años y cuánto hemos crecido; cuántas veces hemos tropezado y caído pero también cuántas más nos hemos levantado para seguir adelante y cumplir con todos nuestros sueños y objetivos personales y profesionales.

No deja de sonar en mis oídos, cual repique de tambor, una frase que mi padre repitió durante varios años: “¿Cuándo vas a sacar tu título?” Al principio, como la gran mayoría de mis compañeros y amigos de promoción, respondía: ¿para qué? Yo no necesito un título… nadie saca el título. Y efectivamente, durante los primeros años de mi recorrido profesional debo confesar que no fue necesario, con esfuerzo logré escalar uno a uno los peldaños que tuve al frente. Es verdad también que los tiempos han cambiado y las exigencias del mercado laboral son otras. No tener un título hoy en día significa limitar las posibilidades de crecer y seguir una línea de carrera, de postular a ascensos, de participar incluso en concursos, de estudiar un post grado o una maestría, se cierran las puertas, se estrechan los caminos. Entonces las palabras y preguntas de mi padre toman un significado tan grande como él y hoy le respondo: “Papá, aquí está mi título”.

A quienes hoy culminan esta etapa pero a la vez recién empiezan y se abren al verdadero campo de batalla, tengan claro que todo aquello que deseen lograr será posible solo con esfuerzo, empeño y dedicación, pero sobre todo con transparencia, ética y honestidad, valores que a veces parecen diluirse en la competencia por “lograrlo todo a costa de lo que sea”. Es nuestra responsabilidad entonces mantenernos en esta profesión y en esta línea de conducta; eso es, finalmente, lo único que nos llevaremos de esta vida y lo único que nos hará trascender, todo lo demás es apenas pasajero.

No quiero terminar sin agradecer a algunas personas de manera especial. A nuestros padres por su apoyo constante, su confianza y fe en nosotros. A nuestros profesores por el tiempo que invirtieron esperando como resultado profesionales de excelencia, a nuestros amigos por sus consejos y su ayuda en los momentos de crisis, durante las masacres de Lengua I y II, en los parciales, finales y “sustis” y en las amanecidas de campaña final. A mi mentor el Teniente General FAP Luis Arias Graziani quien durante los cinco primeros años de mi vida como profesional, supo reafirmar con su ejemplo mi rectitud, carácter y conducta pero también la calidez y la humanidad que nunca se deben perder para ser verdaderos líderes.

No quisiera tampoco dejar de mencionar a profesores y profesoras a quienes, en especial los egresados de mi época recordamos con mucho cariño y a quienes estamos profundamente agradecidos por su paciencia, por su poca paciencia, por su exigencia y su calidad humana: Heidi Schmidt, María Pía Tomatis, Eduardo Ballón, Julio Romero, Martha Sánchez, Manolo Echegaray, Gianfranco Brero, Tila Cobian, Nani Cárdenas y tantos otros que nos acompañaron no solo durante los tres años de carrera sino incluso durante todos estos años al recordar cada una de sus palabras como si fuera ayer.

La insistencia de mi padre, el apoyo de mi madre y mis deseos cada vez más fuertes de poder llegar a la cima hicieron que tomara la decisión y hoy, a poco más de un año de haber sustentado nuestra tesis de grado, de casi 18 años de experiencia profesional, de haber apostado por formar -con dos grandes amigos y colegas del IPP hoy presentes en esta ceremonia- nuestra propia agencia de publicidad, les digo a ustedes que querer es poder; a mi padre: gracias viejo por tu insistencia donde quiera que estés porque este título es más tuyo que mío, gracias mamá por estar conmigo desde siempre y para siempre, eres la mejor y un verdadero modelo a seguir. Espero no defraudarlos nunca, a ustedes, a mis profesores, a mis mentores, a mis clientes, a mis proveedores, a mis amigos.

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