Los que me conocen o han leído mi blog alguna vez, saben que tuve la
suerte de trabajar en la Cruz Roja Peruana durante casi cinco años y luego en
la Delegación Regional para América del Sur de Cruz Roja Alemana. Siempre que tengo la oportunidad de escribir
algo sobre mi muy querida Cruz Roja lo hago. Es uno de los trabajos que más me
marcó en la vida y uno de los que más me ensenó a conocer la realidad de
nuestro país. Hoy 8 de mayo, se celebra
el Día Mundial de la Cruz Roja en el que se recuerda el nacimiento de su
fundador Henry Dunant.
La fundación
El Comité
que más tarde sería el Comité Internacional de la Cruz Roja se reunió por primera
vez en febrero de 1863, en Ginebra, Suiza. Entre sus cinco miembros había un
hombre del lugar llamado Henry Dunant, quien un año antes había publicado un
libro con el cual hizo campaña, Recuerdo de Solferino, en el que hacía un
llamamiento para mejorar la asistencia a los soldados heridos en tiempo de
guerra. A finales de año, el Comité
había congregado a representantes para convenir, según la propuesta de Dunant,
en el establecimiento de Sociedades Nacionales de socorro a fin de que fueran
auxiliares de los servicios sanitarios de los ejércitos. Y, en agosto de 1864,
persuadió a los Gobiernos a que aprueben el primer Convenio de Ginebra. Por ese
tratado los ejércitos tenían la obligación prestar asistencia a los soldados
heridos, independientemente del bando al que pertenecían, y se introdujo un
emblema uniforme para los servicios sanitarios: una cruz roja sobre fondo
blanco.
El cometido
del CICR era al principio el de coordinar. Pero, paulatinamente, se iba
implicando más en las actividades operacionales sobre el terreno, en tanto que
descollaba la necesidad de un intermediario neutral entre los beligerantes. Los
siguientes 50 años, el CICR expandió su labor, en tanto que se iban
estableciendo las Sociedades Nacionales (la primera, en el estado alemán de
Württemberg, en noviembre de 1863) y se adaptó el Convenio de Ginebra para
incluir la guerra en el mar.
Primera
Guerra Mundial, 1914-1918
Cuando
estalló la Primera Guerra Mundial, basándose en la experiencia adquirida en
otros conflictos, el CICR abrió una Agencia Central de Prisioneros de Guerra,
en Ginebra, cuya finalidad era restablecer el contacto entre los soldados
capturados y sus familiares. Siguió innovando: sus visitas a los prisioneros de
guerra aumentaron durante este período; intervino acerca del uso de armas que
causan sufrimientos excesivos: en 1918, hizo un llamamiento a los beligerantes
para que renuncien al uso del gas mostaza. Ese mismo año, en Hungría, visitó
por primera vez a prisioneros políticos. Las mismas
Sociedades Nacionales emprendieron una movilización sin precedentes, en la cual
voluntarios dirigían los servicios de ambulancia sobre campo de batalla y
prestaban asistencia los heridos en los hospitales. Para la Cruz Roja de muchos
países, era su hora más pura.
1918-1939
Después de
la guerra, muchas Sociedades Nacionales consideraron que, con el advenimiento
de la paz y las esperanzas de un nuevo orden mundial, el cometido de la Cruz
Roja tenía que cambiar. En 1919, fundaron la Liga de Sociedades de la Cruz
Roja, prevista como el futuro órgano de coordinación y de apoyo para el
Movimiento. Pero los conflictos durante los decenios de 1920 y de 1930 pusieron
de relieve la necesidad de un intermediario neutral, y el CICR siguió activo,
cada vez más fuera de Europa (Etiopía, América del Sur, Lejano Oriente) y en
las guerras civiles (especialmente en España).
En 1929, el CICR persuadió a los Gobiernos a que aprueben un nuevo
Convenio de Ginebra, a fin de prestar mayor protección a los prisioneros de
guerra. Pero, a pesar de las evidentes amenazas mayores que entrañaba la guerra
moderna, no pudo lograr a tiempo que convinieran en nuevas leyes para proteger
a los civiles, para prevenir las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.
Segunda
Guerra Mundial, 1939-1945
En la
Segunda Guerra Mundial se registró una gran expansión de actividades, cuando la
Institución intentó obrar para prestar asistencia y proteger a las víctimas de
todos los bandos. El CICR y la Liga trabajaron conjuntamente para enviar
socorros en todo el mundo, en favor de prisioneros de guerra y de la población
civil. Los delegados del CICR visitaron a prisioneros de guerra en todo el
mundo y ayudaron en el intercambio de millones de mensajes de Cruz Roja entre
familiares. Durante años, tras la guerra, el CICR gestionó solicitudes de
noticias acerca de familiares desaparecidos. Sin embargo, en este período
también se registró el mayor fracaso del CICR: su falta de acción en favor de
las víctimas del Holocausto y otros grupos perseguidos. Carente de una base
jurídica específica, vinculado por sus procedimientos tradicionales y trabado
por sus vínculos con la clase política suiza, fue incapaz de tomar una acción
decisiva o manifestarse públicamente. Se dejó a los delegados del CICR que
hicieran por su cuenta lo podían para salvar a grupos de judíos.
Desde 1945
Desde 1945,
el CICR, ha continuado instando a los Gobiernos a que fortalecieran el derecho
internacional humanitario, y lo respeten. Ha intentado afrontar las
consecuencias de índole humanitaria de los conflictos que marcaron un hito en
la segunda mitad del siglo XX, comenzando por Israel y Palestina, en 1948. En 1949, tras iniciativa del CICR, los
Estados acordaron examinar los tres Convenios de Ginebra vigentes (que versan
sobre los heridos y los enfermos en el campo de batalla, las víctimas de la
guerra en el mar y los prisioneros de guerra) y añadir un cuarto Convenio, a
fin de proteger a los civiles que viven bajo el control del enemigo. En los
Convenios se dispone el cometido principal del CICR en situaciones de conflicto
armado. Y en 1977, se aprobaron dos Protocolos adicionales a los Convenios. El
Protocolo I es aplicable en conflictos armados internacionales; el segundo, en
conflictos internos, un progreso importante. En los Protocolos también se
sentaron normas relativas a la conducción de las hostilidades. Desde 1863, el CICR –tres veces galardonado
con el premio Nobel de de la paz– se ha desarrollado de manera insospechada
para sus fundadores. Sin embargo, su perspectiva es la misma: prestar
asistencia, y procurar proteger, a las víctimas de la guerra y de la violencia
interna.
Actividades
El CICR desarrolla diversas actividades, por ejemplo, en favor de las
personas afectadas por la guerra, visitando a los detenidos, tanto a los prisioneros de guerra como a los internados civiles en
tiempo de conflicto armado, protección a la población civil (las personas que
son arrestadas o detenidas, especialmente en el contexto de un conflicto armado
o otra situación de violencia y las personas civiles que no participan, o que
han dejado de participar, en hostilidades o en enfrentamientos violentos,
prestando especial atención a grupos expuestos a riesgos concretos, como los
niños (reclutamiento de menores de edad), las mujeres (violencia sexual), los
ancianos, los discapacitados y los desplazados), restablecimiento de contacto
entre familiares separados por conflictos o desastres, seguridad económica,
agua y hábitat, salud, cooperación con las Sociedades Nacionales, promover el
respeto del derecho, ayudando a los gobiernos a cumplir su obligación de
promover e implementar el DIH convencional y consuetudinario a través de
medidas legislativas y administrativas, entre otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario