Me considero una persona bastante afortunada por haber tenido la oportunidad de trabajar, casi siempre, en lugares en los que no solo aprendí mucho sino que me hicieron realmente feliz. En un post previo les conté mi experiencia en el Jockey Club del Perú. Mi siguiente trabajo fue en Universitario de Deportes como Jefe de Marketing y Publicidad en febrero de 2,000. Las oficinas estaban en Calle Los Olivos, a una cuadra de Javier Prado y en el Estadio Lolo Fernández en Breña. Nuevamente había mucho por hacer, sobre todo en el tema de licencia de productos oficiales que hasta la fecha, no se había visto de manera que cada proveedor hacía los productos como le parecía, sin respetar parámetros de tipo alguno, sin una unidad de criterios en cuanto al uso de logo del club, los colores ni ninguna de las características básicas con las cuales se trabaja el merchandising de una organización. Cosa complicada convocar a tanta gente, sentarla a la mesa y tratar de hablar y hacer entender que porque antes no se hacía no era sinónimo de estar bien hecho.
Por esos días ya se hablaba de la entrega oficial del Estadio Monumental y su próximo inicio de operaciones. Según el contrato entre Universitario de Deportes y GREMCO se debía manejar la figura de la co administración entre ambas partes para lo cual, cada una escogería a un a una persona que cumpliera las labores de administración del estadio por encargo de sus representadas. Por GREMCO designaron a Oscar Alcazar Eguiluz, hoy, un gran y querido amigo, arequipeño él y de su lado, todo un equipo de peso y por Universitario de Deportes estaba yo, con 30 años y con algo más de experiencia que cuando empecé a los 25. Acepté la responsabilidad con un poco de temor pero con mucho más de felicidad. Como hincha de la U, trabajar en el club era como haber cumplido mi sueño.
Como parte de la nueva responsabilidad, además del cargo que ya ocupaba, tendría que mudar mi oficina al Estadio Monumental para hacerme cargo de la administración del Estadio Monumental y así lo hice. La oficina estaba ubicada en la tribuna norte en la zona que fue pensada para la concentración del equipo, es decir, las habitaciones de los jugadores. Mi escritorio daba la espalda a un ventanal de pared a pared desde el cual se divisaba la cancha en su máxima expresión. No había para mi cosa más hermosa que llegar a trabajar cada mañana y ver la cancha principal y a eso de las 10 de la mañana, bajar a la cancha y sentarme a ver los entrenamientos del primer equipo.
Junto con el cargo vino el primer gran desafío, desarrollar un proyecto para la inauguración del estadio. De más está decir que esa sí que fue un chambasa, primero porque mi equipo no existía y segundo porque, dentro de ese plan de trabajo se tendría que coordinar con todas las organizaciones e instituciones habidas y por haber como la PNP, la Municipalidad de Ate, Defensa Civil, bomberos, la Prefectura, etc. Gracias a Dios sola, sola, no estuve, en esa etapa del proceso siempre estuvo a mi lado mi gran amigo y entonces Administrador Deportivo del Club, César “Eddy” Linares y juntos con muchísimo esfuerzo y con todas las trabas del mundo, logramos sacar adelante el proyecto y cumplir todos los objetivos trazados. Cada paso era una verdadera lucha pero el que la persigue la consigue.
Durante aproximadamente cinco meses se desarrollaron los lineamientos y plan de trabajo para la inauguración del estadio que contemplaron desde el diseño e impresión de las invitaciones y entradas de venta al público, las actividades adicionales que se realizarían para el público asistente, el personal de seguridad, la venta de merchandising, etc. La inauguración fue fijada para el domingo 02 de julio que coincidía con fecha 21 de la primera rueda del torneo apertura, con el partido entre Universitario y Sporting Cristal. En paralelo el trabajo no se detenía, la “U” seguía jugando una a una sus fechas como local y visitante en Lima y provincias y mi oficina tenía también que seguir trabajando y desarrollando una a una las actividades de su plan de trabajo anual.
Finalmente y luego de haber pasado miles de escollos en el camino y la casi suspensión del partido, llegó el domingo 02 de julio, ese día a las 9 de la mañana se realizó una última inspección general del estadio donde se certificara que todos los requisitos solicitados por las autoridades se habían cumplido. Me tocó, entre otros, estar en el ingreso de tribunas para el que se habían establecido tres anillos de seguridad. El primero compuesto por la policía en el que se revisaba a la gente evitando el ingreso de objetos punzo cortantes o contundentes que pudieran causar daño a los asistentes. No tienen una idea de la cantidad de “armas blancas” que se decomisaron ese día (esa es la parte del fútbol que nunca entenderé, el de la violencia) y con ellas, mochilas, paquetes, pilas y una serie de cosas que están prohibidas de ingresar a los estadios. El segundo anillo estaba conformado por personal femenino de la ADFP que controla que todos los que ingresaban tuvieran su boleto en mano y el tercer anillo estaba conformado por personal de seguridad privada que re chequeaba a los que ingresaban con la mitad de sus tickets en mano.
Se estableció el centro unificado de control en la torre del estadio donde se ubicaba un representante de cada una de las instituciones responsables del espectáculo como la U, Gremco, ADFP PNP, Indeci, Bomberos, etc. De esa manera, con la ayuda de las cámaras se monitorearían todas las ocurrencias que se pudieran presentar antes, durante y después, del espectáculo. En esta oportunidad prefiero no entrar en los detalles acerca del problema que ese día se presentó cuando Defensa Civil, de manera arbitraria, decidió cerrar las puertas del estadio desde afuera lo que hizo que muchos hinchas que quedaron con su entrada en mano ingresaran por el cerro y hacia la tribuna norte. Tampoco voy a hablar de los destrozos que ocasionó la gente de Cristal apedreando todas las casas y negocios que se encontraban al frente del estadio y aquellas ubicadas en el camino de salida hacia la Av. Javier Prado.
Ahora van a perdonar que mi corazón crema sea el que hable por mí pero no hacerlo sería imposible. El ingreso de la Trinchera Norte fue espectacular. El aliento que bajaba por primera vez del coloso y la gente aplaudiendo a mil. La hinchada se encontraba con su casa y esto conmovía más cada corazón merengue. Yo había estado en casi todos los partidos de la “U “ese año pero, estar en el monumental era una emoción indescriptible.
Mi ubicación física, al momento de empezar el partido era en la zona baja de la tribuna de occidente, pasando la reja de seguridad, antes de bajar las escalares a ras de cancha, esto es, una ubicación privilegiada. A mi lado, Eddy Linares. En esa época yo todavía fumaba así que teníamos tres cajetillas de cigarros y 5 barras de halls que no llegaron al final del encuentro. Ese fue el lugar que escogimos para ver el partido. El estadio estaba prácticamente repleto y la bulla era tal que era imposible escuchar nuestras propias voces. Yo estaba dispuesta ese día a dejar la garganta en la cancha, como lo hice siempre que fui a alentar y acompañar a mi equipo, en las buenas y en las malas.
Empieza el primer tiempo del partido y el grito de la hinchada crema superaba a la barra de Cristal que se ubicaba en la tribuna Sur y en algunas zonas de oriente y occidente. A los 5 minutos del primer tiempo, Eduardo Esidio, coge un pase del Puma Carranza y marca el primer gol. “Edu” lo celebró como sabía, la imagen de siempre estaba ahora más cerca que nunca. La "U" derrota ya al cristal por un gol a cero. Todas las imágenes de lo ocurrido las tengo en mi mente, lo que se siente solo lo entienden aquellos que aman el fútbol y que son hinchas de algún equipo. Cuando ya se terminaba la primera mitad recibe Piero Alva y gol que celebra con el Puma Carranza. Los chicos que nos apoyaban en las labores del estadio no pudieron evitar bajar las escaleras y meterse a la cancha para abrazar a los jugadores. Eddy y yo gritamos cada gol con el alma y para ese momento yo había gritado más que el comando técnico. El resto es parte de la historia.
De ese partido, de mi paso por Universitario y del tricampeonato me quedan muchos amigos como Eddy, Ericka, el Zorro, Cucurucho, Cigarrito, el Puma entre muchos otros y también muchos recuerdos físicos; el polo del “tri” firmado por todo el equipo, una de las pelotas del partido del 8 de diciembre y el polo de Gustavo Grondona pero más importantes aún son los recuerdos de lo vivido, de cada uno de los momentos, de los buenos y de los malos, de los problemas económicos, de las faltas de pago, de las angustias, de las necesidades a pesar de las cuales el equipo y toda la gente de la “U” se mantuvo siempre unida. Jamás me alcanzarán las palabras y no me alcanzarían las páginas para contarles todas las experiencias imborrables que viví en los casi dos años que trabajé en la “U”. ¡¡¡Y dale “U” por siempre!!! Gracias dios que me diste la oportunidad de hacer de mi sueño una realidad.
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